11 octubre 2006

La generalización de la irresponsabilidad

Fotografía de Any Manetta "No tan cerrado"
Texto de Rafael Poch de Feliu -
La Vanguardia

La socialización de la destrucción masiva lo ha cambiado todo en el mundo


La socialización de la destrucción masiva es la gran novedad de nuestro tiempo. Cambia aspectos esenciales en la diplomacia y las relaciones internacionales. La política de amenaza y agresión del pez grande contra el chico, por ejemplo, ya no puede pretender ser impune. Hasta países tan insignificantes como Corea del Norte tienen capacidad de respuesta. Y más allá de los estados, la capacidad "privada" de los subyugados, de los desesperados o de los criminales, de llevar a cabo grandes matanzas (la lección ignorada del 11-S neoyorkino) lo cambia todo. Ya no hay guerras ni hegemonismo sin riesgos. El mundo se convierte en un lugar inquietante e inseguro para todos, no solo para los de siempre.

La urgencia de detener la proliferación nuclear y de avanzar hacia la completa eliminación y prohibición de las armas de destrucción masiva es más clara y evidente que nunca. Esa perspectiva es muy dificil de realizar sin el ejemplo de los que hasta hace poco tenían el monopolio exclusivo de la destrucción masiva. El fin de la guerra fría, cuando la URSS de Gorbachov se puso en esa sintonía, fue una trágica ocasión perdida. En Occidente preferimos hacer ver que, simplemente, habíamos ganado otra guerra. Desde entonces, Washington ha sustituido rudimentos de no proliferación como el tratado ABM por un "vale todo". Se ha liberalizado la doctrina del primer uso del arma atómica (que hasta Chirac ha enunciado) y de su utilización preventiva en conflictos convencionales. Una especie de banalización.

Además, desde esa extraordinaria temeridad se pretende imponer una legalidad desigual y caprichosa. Según ella, Israel puede tener armas, pero no Irán, India y Pakistán pueden lanzar misiles y realizar pruebas sin cometer delito, pero no Corea del Norte.

Los grandes creen que sólo ellos pueden ser irresponsables. Esa miopía nos conduce, directos, al escenario que Inmanuel Wallerstein considera como el más probable para el siglo XXI: un mundo de anarquía multipolar sacudido por graves fluctuaciones económicas.

Después de la primera guerra del Golfo, en 1991, cuando el Secretario de Estado de Bush padre, James Baker, advirtió a Sadam Hussein contra tres conductas que merecerían una respuesta nuclear de Estados Unidos, el viceministro de defensa indio dijo que la conclusión de todo aquello era: "nunca negocies con Estados Unidos, a menos que tengas armas nucleares".

Después de la guerra fría, Yugoslavia, Irak y Afganistán pudieron ser atacados militarmente por carecer de armas nucleares. Irán quiere resolver ahora ese problema y el régimen norcoreano, ya lo ha hecho.

Según Hans M. Kristensen, de la Federacion de Científicos Americanos, Corea del Norte fue amenazada con armas nucleares tres veces durante la guerra fría (en 1950, 1953 y 1976, con Truman, Eisenhower y Nixon), y una vez después, en 1994, con Clinton. Más recientemente, la administración Bush la declaró parte del "eje del mal", un club de tres países que ya cuenta con dos invadidos desde que se acuñó el concepto. La política de la amenaza se ha complicado con la socialización de la destrucción masiva. Ver en la prueba norcoreana el problema de un régimen irracional e incomparable por su dureza, es no entender nada de la profunda lógica cavernícola que gobierna nuestra casa de locos global.

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