20 mayo 2007

Manicomio

Fotografía de Anita Andrzejewska "Krakow"

Tiempos del miedo. Vive el mundo en estado de terror, y el terror se disfraza: dice ser obra de Saddam Hussein, un actor ya cansado de tanto trabajar de enemigo, o de Osama bin Laden, asustador profesional.

Pero el verdadero autor del pánico planetario se llama Mercado. Este señor no tiene nada que ver con el entrañable lugar del barrio donde uno acude en busca de frutas y verduras. Es un todopoderoso terrorista sin rostro, que está en todas partes, como Dios, y cree ser, como Dios, eterno. Sus numerosos intérpretes anuncian: "El Mercado está nervioso", y advierten: "No hay que irritar al Mercado".

Su frondoso prontuario criminal lo hace temible. Se ha pasado la vida robando comida, asesinando empleos, secuestrando países y fabricando guerras.

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Para vender sus guerras, el Mercado siembra miedo. Y el miedo crea clima. La televisión se ocupa de que las torres de Nueva York vuelvan a derrumbarse todos los días. ¿Qué quedó del pánico al ántrax? No sólo una investigación oficial, que poco o nada averiguó sobre aquellas cartas mortales: también quedó un espectacular aumento del presupuesto militar de Estados Unidos. Y la millonada que ese país destina a la industria de la muerte no es moco de pavo. Apenas un mes y medio de esos gastos bastaría para acabar con la miseria en el mundo, si no mienten los numeritos de las Naciones Unidas.

Cada vez que el Mercado da la orden, la luz roja de la alarma parpadea en el peligrosímetro, la máquina que convierte toda sospecha en evidencia. Las guerras preventivas matan por las dudas, no por las pruebas. Ahora le toca a Irak. Otra vez ese castigado país ha sido condenado. Los muertos sabrán comprender: Irak contiene la segunda reserva mundial de petróleo, que es justo lo que el Mercado anda precisando para asegurar combustible al despilfarro de la sociedad de consumo.


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Espejo, espejito: ¿quién es el más temido? Las potencias imperiales monopolizan, por derecho natural, las armas de destrucción masiva.

En tiempos de la conquista de América, mientras nacía eso que ahora llaman Mercado global, la viruela y la gripe mataron muchos más indígenas que la espada y el arcabuz. La exitosa invasión europea tuvo mucho que agradecer a las bacterias y los virus. Siglos después, esos aliados providenciales se convirtieron en armas de guerra, en manos de las grandes potencias. Un puñado de países monopoliza los arsenales biológicos. Hace un par de décadas, Estados Unidos permitió que Saddam Hussein lanzara bombas de epidemias contra los kurdos, cuando él era un mimado de Occidente y los kurdos tenían mala prensa, pero esas armas bacteriológicas habían sido hechas con cepas compradas a una empresa de Rockville, en Maryland.

En materia militar, como en todo lo demás, el Mercado predica la libertad, pero la competencia no le gusta ni un poquito. La oferta se concentra en manos de pocos, en nombre de la seguridad universal. Saddam Hussein mete mucho miedo. Tiembla el mundo. Tremenda amenaza: Irak podría volver a usar armas bacteriológicas y, mucho más grave todavía, alguna vez podría llegar a tener armas nucleares. La humanidad no puede permitir ese peligro, proclama el peligroso presidente del único país que ha usado armas nucleares para asesinar población civil. ¿Habrá sido Irak quien exterminó a los viejos, mujeres y niños de Hiroshima y Nagasaki?


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Paisaje del nuevo milenio:

gente que no sabe si mañana encontrará qué comer, o si se quedará sin techo, o cómo hará para sobrevivir si se enferma o sufre un accidente;

gente que no sabe si mañana perderá el empleo, o si será obligada a trabajar el doble a cambio de la mitad, o si su jubilación será devorada por los lobos de la bolsa o por los ratones de la inflación;

ciudadanos que no saben si mañana serán asaltados a la vuelta de la esquina, o si les desvalijarán la casa, o si algún desesperado les meterá un cuchillo en la barriga;

campesinos que no saben si mañana tendrán tierra que trabajar y pescadores que no saben si encontrarán ríos o mares no envenenados todavía;

personas y países que no saben cómo harán mañana para pagar sus deudas multiplicadas por la usura.

¿Serán obras de Al Qaeda estos terrores cotidianos?


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La economía comete atentados que no salen en los diarios: cada minuto mata de hambre a 12 niños. En la organización terrorista del mundo, que el poder militar custodia, hay mil millones de hambrientos crónicos y seiscientos millones de gordos.

Moneda fuerte, vida frágil: Ecuador y El Salvador han adoptado el dólar como moneda nacional, pero la población huye. Nunca esos países habían producido tanta pobreza y tantos emigrantes. La venta de carne humana al extranjero genera desarraigo, tristeza y divisas. Los ecuatorianos obligados a buscar trabajo en otra parte han enviado a su país, en el año 2001, una cantidad de dinero que supera la suma de las exportaciones de banano, camarón, atún, café y cacao.

También Uruguay y Argentina expulsan a sus hijos jóvenes. Los emigrantes, nietos de inmigrantes, dejan a sus espaldas familias destrozadas y memorias que duelen. "Doctor, me rompieron el alma": ¿en qué hospital se cura eso? En Argentina, un concurso de televisión ofrece, cada día, el premio más codiciado: un empleo. Las colas son larguísimas. El programa elige los candidatos, y el público vota. Consigue trabajo el que más lágrimas derrama y más lágrimas arranca. Sony Pictures está vendiendo la exitosa fórmula en todo el mundo.

¿Qué empleo? El que venga. ¿Por cuánto? Por lo que sea y como sea. La desesperación de los que buscan trabajo, y la angustia de los que temen perderlo, obligan a aceptar lo inaceptable. En todo el mundo se impone "el modelo Wal-Mart". La empresa número uno de Estados Unidos prohíbe los sindicatos y estira los horarios sin pagar horas extra. El Mercado exporta su lucrativo ejemplo. Cuanto más dolidos están los países, más fácil resulta convertir el derecho laboral en papel mojado.

Y más fácil resulta, también, sacrificar otros derechos. Los papás del caos venden el orden. La pobreza y la desocupación multiplican la delincuencia, que difunde el pánico, y en ese caldo de cultivo florece lo peor. Los militares argentinos, que mucho saben de crímenes, están siendo invitados a combatir el crimen: que vengan a salvarnos de la delincuencia, clama a gritos Carlos Menem, un funcionario del Mercado que de delincuencia sabe mucho porque la ejerció como nadie cuando fue presidente.


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Costos bajísimos, ganancias mil, controles cero: un barco petrolero se parte por la mitad y la mortífera marea negra ataca las costas de Galicia y más allá.

El negocio más rentable del mundo genera fortunas y desastres "naturales". Los gases venenosos que el petróleo echa al aire son la causa principal del agujero del ozono, que ya tiene el tamaño de Estados Unidos, y de la locura del clima. En Etiopía y en otros países africanos, la sequía está condenando a millones de personas a la peor hambruna de los últimos veinte años, mientras Alemania y otros países europeos vienen de sufrir inundaciones que han sido la peor catástrofe del último medio siglo.

Además, el petróleo genera guerras. Pobre Irak.



Eduardo Galeano
Tomado de: Brecha, Montevideo, viernes 13 de diciembre de 2002.
La página de Eduardo Galeano.
patriagrande.net



El hombre absurdo

Fotomontaje de Saturnino Spin "One Photo"
Texto de Albert Camus "El hombre absurdo"


«Mi campo -dice Goethe- es el tiempo.» He aquí la palabra absurda. ¿Qué es, en efecto, el hombre absurdo? El que, sin negarlo, no hace nada por lo eterno. No es que le sea extraña la nostalgia, sino que prefiere a ella su valor y su razonamiento. El primero le enseña a vivir sin apelación y a contentarse con lo que tiene; el segundo, le enseña sus límites. Seguro de su libertad a plazo, de su rebelión sin porvenir y de su conciencia perecedera, prosigue su aventura en el tiempo de su vida. En él está su campo, en él está su acción, que sustrae a todo juicio excepto el suyo. Una vida más grande no puede significar para él otra vida. Eso sería deshonesto. Tampoco me refiero aquí a esa eternidad irrisoria que se llama posteridad. Madame Roland se remitía a ella. Esta imprudencia ha recibido su lección. La posteridad cita de buena gana esa frase, pero se olvida de juzgarla. Madame Roland es indiferente para la posteridad.

No se puede disertar sobre la moral. He visto a personas obrar mal con mucha moral y compruebo todos los días que la honradez no necesita reglas. El hombre absurdo no puede admitir sino una moral, la que no se separa de Dios, la que se dicta. Pero vive justamente fuera de ese Dios. En cuanto a las otras (e incluyo también al inmoralismo), el hombre absurdo no ve en ellas sino justificaciones, y no tiene nada que justificar. Parto aquí del principio de su inocencia.

Esta inocencia es temible. «Todo está permitido», exclama Iván Karamázov. También esto parece absurdo, pero con la condición de no entenderlo en el sentido vulgar. No sé si se ha advertido bien: no se trata de un grito de liberación y de alegría, sino de una comprobación amarga. La certidumbre de un Dios que diera su sentido a la vida supera mucho en atractivo al poder impune de hacer el mal. La elección no sería difícil. Pero no hay elección y entonces comienza la amargura. Lo absurdo no libera, ata. No autoriza todos los actos. Todo está permitido, no significa que nada esté prohibido. Lo absurdo da solamente su equivalencia a las consecuencias de esos actos. No recomienda el crimen, eso sería pueril, pero restituye al remordimiento su inutilidad. Del mismo modo, si todas las experiencias son indiferentes, la del deber es tan legítima como cualquier otra. Se puede ser virtuoso por capricho.

Todas las morales se fundan en la idea de que un acto tiene consecuencias que lo justifican o lo borran. Un espíritu empapado de absurdo juzga solamente que esas consecuencias deben ser consideradas con serenidad. Está dispuesto a pagar. Dicho de otro modo, si bien para él puede haber responsables, no hay culpables. Todo lo más consentirá en utilizar la experiencia pasada para fundamentar sus actos futuros. El tiempo hará vivir al tiempo y la vida servirá a la vida. En este campo a la vez limitado y atestado de posibilidades, todo le parece imprevisible en sí mismo y fuera de su lucidez. ¿Qué regla podría deducirse, por lo tanto, de este orden irrazonable? La única verdad que puede parecerle instructiva no es formal: se anima y se desarrolla en los hombres. No son, por consiguiente, reglas éticas las que el espíritu absurdo puede buscar al final de su razonamiento, sino ilustraciones y el soplo de las vidas humanas. Las imágenes que damos a continuación son de esa clase. Siguen el razonamiento absurdo dándole su actitud y su calor.

¿Necesito desarrollar la idea de que un ejemplo no es forzosamente un ejemplo que hay que seguir (menos todavía, si es posible en el mundo absurdo), y que estas ilustraciones no son, por lo tanto, modelos? Además de que es necesaria la vocación, resulta ridículo, salvadas las distancias, deducir de Rousseau que hay que caminar a cuatro patas y de Nietzsche que conviene maltratar a la propia madre. «Hay que ser absurdo -escribe un autor moderno-; no hay que ser iluso.» Las actitudes de que se va a tratar no pueden adquirir todo su sentido si no se tienen en cuenta sus contrarias. Un supernumerario de correos es igual a un conquistador si la conciencia les es común. Todas las experiencias son indiferentes a este respecto. Pueden servir o perjudicar al hombre. Le sirven si es consciente. Si no lo es, ello no tiene importancia: las derrotas de un hombre no juzgan a las circunstancias, sino a él mismo.

Elijo únicamente a hombres que sólo aspiran a agotarse, o que tengo conciencia por ellos de que se agotan. La cosa no pasa de ahí. Por el momento no quiero hablar sino de un mundo en el que los pensamientos, lo mismo que las vidas, carecen de porvenir. Todo lo que hace trabajar y agitarse al hombre utiliza la esperanza. El único pensamiento que no es mentiroso es, por lo tanto, un pensamiento estéril. En el mundo absurdo, el valor de una noción o de una vida se mide por su infecundidad.



Albert Camus
Leido en
lainsignia.com 16 de abril del 2007

18 mayo 2007

Bloqueados

Nuestras palabras en borrador...





No podemos hacer nada, solo pasear arriba y abajo por nuestra
calle y esperar...


Nos dará tiempo a mirarnos mientras nos miran.

Nos dará tiempo a pensar mientras piensan.


Llenaremos la calle, nuestra calle, de más flores y de más
colores, pintaremos las paredes con miles de palabras y llenaremos los portales
de susurros; y tras las ventanas luces y sombras rojas.
Ellos lo notarán.



VUELO SUBTERRÁNEO

Soy el objeto que soy
y a veces también soy otro y estoy lejos
sentado en agua y tierra
y en el eco de las lenguasardientes
Y duermo, sí, duermo la colosal aventura
de la palabra humana acuchillada y ebria
sangrante en el recuerdo de los muertos
que parecieran venir de adentro
y sollozaran al verme escribir sus nombres
Y ahora, cuando sale de mi boca
esa tonada de lluvia y sol mojado
me recuesto por todas partes y respiro cicatrices
y recojo las migajas que le sobran a mi alma
y tengo frío
y me despierto en medio de las rosas
sin entender quien vive o ama todavía
Por eso es que mi ombligo no tiene edad
y sigo esperando el día de los besos perdidos
aún cuando mis uñas no tienen ganas
y mi cabeza está más triste y oscura que nunca
aún cuando mis sueños son anónimos
y mis huesos ya no encuentran
el murmullo de los siglos
Y vuelvo a deletrear cenizas
y vuelvo a perseguir mi sombra
y a este árbol que agoniza entre mis dedos
lo enterraré conmigo
y volaremos en espiral
como los dientes de algún resorte
y moriremos juntos, sin ataúd
como las cuerdas de una guitarra olvidada
y moriremos por siempre y será un premio
un premio a nuestros pies y a nuestra médula
un premio a nuestra antología de vidrio
Y lloraremos gusanos y lloraremos ratas
y lloraremos hormigas sin fecha y gatos de luto
y lloraremos sonrisas en los ojos ajenos
y negros bosques
donde una flor se arrancará los cabellos
Porque este cielo aún no me conoce
aún no oye el acorde que llevo en los sesos
no me conoce, y soy el objeto que soy
y a veces también soy otro y estoy lejos
y me extiendo por muros y calles
y pueblo estrellas
y dejo la luna en la mesa, sin avisar
y me emborracho a la salud de nadie
y me despierto en medio de las cruces
con una vigilia de araña
y con un beso dedicado a cada muerto
y a cada muerto un abrazo y un latido de tumba
y a cada muerto un suspiro
un trozo de mi antiguo corazón
que se derrama como un río de gemidos



Poemas del libro inédito El Circo de Papel
por Mario Meléndez
Encontrado en
babab.com

13 mayo 2007

Solamente

Imagen de Alberto Conde "Door to serenity" en Photo.net
Poema de Alejandra Pizarnik "Solamente"

"ya comprendo la verdad
estalla en mis deseos

y mis desdichas
en mis desencuentros
en mis desequilibrios
en mis delirios

ya comprendo la verdad
ahora
a buscar la vida"

Irán, Iraq y EEUU

Fotografía de ponente "Verdades Absolutas I" en es.f.log
Texto de Alberto Piris
Letra de Leonard Cohen "Anthem"


"Haz sonar las campanas que todavía emitan sonidos
Olvida tu ofrenda perfecta
Hay una grieta
Una grieta en todo
Así es cómo la luz entra
"

En el Golfo Pérsico se está concentrando estos días la mayor fuerza aeronaval nunca vista allí desde que se produjo la invasión de Iraq hace cuatro años. Está constituida por tres potentes grupos de portaaviones de EEUU (el “Nimitz”, el “Eisenhower” y el “Stennis”) y apoyada por otro portaaviones (el francés “Charles De Gaulle”). Con ellos despliegan numerosos cruceros, fragatas, submarinos y buques de apoyo, armados con los más potentes ingenios de la guerra moderna.

Que Irán está en el punto de mira de los cazabombarderos y misiles situados a tan pocas millas de sus costas es algo que no se puede ignorar en las actuales circunstancias. Tanto más, cuanto que simultáneamente se han venido desarrollando en Egipto unos encuentros internacionales sobre la pacificación de Iraq, a los que no es ajena la ostensible exigencia estadounidense de que Irán detenga su programa nuclear, so pena de sufrir graves consecuencias “sin descartar ninguna opción” (léase, el bombardeo).

La diplomacia apoyada por los cañones es una vieja estrategia de todas las potencias colonialistas en los dos últimos siglos. Es de sospechar que se está fraguando el desarrollo de un nuevo capítulo en esta vieja historia. Pero puesto que de Historia se trata, no viene mal recordar dos episodios que afectan directamente a los tres países más implicados en el actual conflicto: EEUU, Iraq e Irán.

El primero se produjo en mayo de 1987, ahora hace 20 años, cuando en las mismas aguas del Golfo Pérsico, una fragata estadounidense recibió el impacto de dos misiles, lo que causó un incendio y graves averías en la nave, así como la muerte de 37 miembros de la tripulación. El atacante fue un cazabombardero iraquí que confundió al buque con una unidad naval iraní. Recuérdese que por entonces transcurría el séptimo año de la guerra entre ambos países, guerra en la que el gobierno del presidente Reagan apoyaba a Sadam Husein contra el régimen de los ayatolás iraníes.

La reacción de los medios de comunicación de EEUU fue sorprendente: en vez de arremeter contra Iraq, el país causante del incidente, la prensa se volcó contra Irán, acumulando epítetos a cual más denigrantes. Reagan declaró: “De ningún modo les consideramos hostiles [a los iraquíes]. El malo de la película es Irán”. Miembros del Senado declararon que Irán era “un beligerante que carece de normas y de moral” y que “patrocina el terrorismo y el secuestro de aviones”. ¿No les recuerda esto a los lectores la retórica que atribuía a Iraq las culpas del 11-S?

Poco más de un año después se produjo el segundo incidente que merece la pena recordar. El “Vincennes”, un crucero lanzamisiles de EEUU, navegando en aguas territoriales iraníes, derribó un avión comercial de este país, produciendo la muerte de cerca de 300 personas. Sesenta y seis niños viajaban en el Airbus del vuelo Iran Air 655 aquel fatídico día, hacia una colonia de vacaciones a la que nunca llegaron.

El Pentágono se excusó manifestando que el crucero había tenido que “defenderse” porque sospechó que el piloto del avión de línea había mostrado la intención de atacar al buque de guerra o estrellarlo contra él. Según testimonios de otros buques estadounidenses, también desplegados en la zona, el avión comercial estaba en esos momentos ganando altura y dentro de los límites del pasillo aéreo habitualmente utilizado.

Pues, para pasmo del lector, sepa que cuando el “Vincennes” regresó a su puerto base en San Diego (California), recibió una bienvenida fervorosa y todos los miembros de la tripulación fueron condecorados como participantes en acciones de combate. Según narra Robert Fisk en su libro The Great War for Civilization: The Conquest of the Middle East, el oficial coordinador del combate aéreo del buque (el responsable de decidir cuándo y cómo atacar a los posibles objetivos aéreos) fue condecorado con la medalla de excelencia naval por “su heroico comportamiento y su capacidad para mantenerse sereno y responsable bajo el fuego enemigo”. Los ciudadanos de Vincennes (Indiana) recolectaron dinero para erigir un monumento en el pueblo que da nombre al buque, no a la memoria de los iraníes inocentes muertos en el incidente, sino del buque cuyos disparos los aniquilaron.

Con estos antecedentes de un pasado inmediato, en la misma zona —el Golfo Pérsico— y entre los mismos protagonistas —EEUU, Iraq e Irán— ¿qué esperanzas tiene la opinión pública de saber con certeza lo que ahora pueda ocurrir? Predomine o no la diplomacia sobre los cañones, lo que a partir de ahora suceda en Irán y en el entorno del Golfo Pérsico, estará, como muestran los dos ejemplos citados, cubierto por el opaco velo que desfigura la verdad y la somete a los intereses de las potencias dominantes.


Alberto Piris
General de Artillería en la Reserva.
Estrella Digital. Opinión. 12-05-2007

12 mayo 2007

Indiferencia del universo

Fotografía de Eskil Olsen "Silence"
Texto de Mario Roberto Morales

El 28 de diciembre de 1999, la niebla sobre la bahía de San Francisco varó mi vuelo en el aeropuerto de Denver. Llevaba conmigo un librito de Martin Buber en el que leí que en una ocasión cierto rabino decidió ayunar una semana entera, pero unas horas antes de culminar su empresa lo asaltó una sed tan abrasadora que se dirigió al pozo para sacar agua y beber. Entonces se dio cuenta de que por no esperar unas cuantas horas iba a destruir el trabajo que ya había realizado, y decidió no sacar el agua. Inmediatamente después fue invadido por un sentimiento de orgullo por haber sido capaz de imponer su voluntad a las urgencias de su cuerpo, y entonces razonó que era mejor ir a beber el agua y fracasar, antes que dejar que su corazón cayera presa del orgullo. Regresó al pozo y, cuando se disponía a sacar el agua, se dio cuenta de que su sed había desaparecido.
Lo que me interesó rescatar de esta lectura es el hecho increíble (pero cierto) de que la plena conciencia de lo que es (sin convertirlo en lo que uno cree que debería ser) tiene un inmediato efecto tranquilizador si se registra sin agregarle valoraciones positivas o negativas. Es decir, si uno acepta lo que considera terrible: la neutralidad de lo real y de la verdad, así como el hecho de que es uno quien le agrega emociones a la indiferencia del universo. El registro conciente de nuestras reacciones, tanto en la dicha como en la adversidad, tiene también un efecto potenciador de la capacidad cognoscitiva de lo concreto, que se traduce en una gozosa lucidez serena cuyo placer uno se guarda para sí porque es sencillamente intransferible.

Solamente a quien rechaza lo que encuentra cuando busca la verdad puede atribularle la práctica de este registro conciente de lo que es (y no de lo que debería ser, según nosotros). A propósito, estos aforismos de Remy de Gourmont (traducidos por Luis Eduardo Rivera), vienen mucho al caso: "Lo que hay de terrible cuando se busca la verdad, es que se encuentra". Por eso Gourmont aconseja: "Subir por encima de sí mismo, para observarse". Y a propósito de los autoengaños dice: "La verdad está en los hechos y no en la razón. Las ciencias históricas sólo pueden llegar a comprobar la legitimidad de lo que fue, de lo que es, de lo que será". Y, finalmente, para quienes insisten en imponer su verdad a contrapelo de lo que sencillamente es: "Un imbécil no se aburre nunca: se contempla".

Mientras todo esto sucede, el universo nos ignora.


Mario Roberto Morales
La Insignia. Guatemala, mayo del 2007

05 mayo 2007

Dime quién es más bonito

Fotografía de Ben Goossens "It's a real nowhere man"
Texto de Mario Roberto Morales

Uno de los argumentos más socorridos de la crítica feminista es el que atribuye al macho la construcción del ser femenino como proyección de su deseo sexual por la mujer. En otras palabras, el macho, al idealizar a la mujer, construye una imagen de sujeto femenino que no es más que la proyección de lo que él quisiera que la mujer fuera. Y lo que él quisiera que la mujer fuera es un mero objeto sexual, bonito y a la disposición. Bajo este criterio se juzgan los boleros, la música romántica, buena parte de la poesía de todas las épocas, el cine e incluso la ciencia (como "versión masculina" de la objetividad analítica), y se los condena por machistas.
Generalizando este criterio construccionista, quizás se pueda decir que el investigador en ciencias humanas y sociales crea su objeto de estudio al delimitarlo y explicarlo en relación a lo que le interesa, y por eso mismo lo crea como objeto de deseo también. Es decir, lo crea como realidad deseable por él. En este sentido, un intelectual que estudia al llamado sujeto subalterno en su especificidad etnocultural, proyecta sus deseos en el sujeto que construye, atribuyéndole -al hacerlo su objeto de estudio- rasgos de identidad que él mismo quisiera tener y que al no poder tenerlos los proyecta en el otro, tal como, según ciertos feminismos, lo hace el macho con la mujer.

El otro, entonces, puede ser visto como una configuración especular y narcisista del este, quien al estudiarlo lo construye como objeto deseable, atribuyéndole aquello de lo cual él o ella carece. El otro es, pues, una expresión del deseo del este. Y la identidad otra no es sino la expresión de cierta identidad contraria (por deseada) del este: su imagen imaginada, narcisista, fantasiosa. En suma, el otro es este. Sólo que es un este que no existe sino como su propia negación idealizada. Y así, al construir la identidad ajena como proyección del deseo de la propia, lo que hace el este es afirmar su propia identidad tal y como existe, con todas sus carencias, reales o imaginarias.

La cosa se complica cuando el espejo, es decir el otro, se da cuenta de que quien se mira en él desea ver una imagen de sí mismo distinta de la que el espejo le regresa, porque entonces el espejo comienza a complacerlo y, por tanto, a ofrecerle una imagen otra, acorde con los deseos del este, quien de esta manera postula que el otro existe como diferenciado de él, como lo totalmente opuesto a él, y así realiza su fantasía de imaginar un objeto de deseo tras el cual él (o ella) pueda lanzarse en una empresa heroica de complementariedad que puede ser académica, política, ideológica o sentimental. Es el caso de tanto científico social que se casa con su objeto de estudio en África, Asia o América Latina, y se lo lleva como trofeo para su casa en el Midwest, junto que toda suerte de artesanías vistosas, confeccionadas por las exóticas manos de los buenos salvajes entre los cuales el científico de marras se precia de haber vivido.

El otro, visto como objeto de deseo construido narcisistamente por el este, es una perspectiva que tiene implicaciones fundamentales para el estudio del multiculturalismo en el tercer mundo, porque desde el momento en que el otro se deja construir alegremente como distinto y acepta dejarse ver y oír, haciendo y diciendo lo que los estes de Europa y Estados Unidos quieren ver y oír, el análisis de la otredad se nos plantea como el estudio de su propio simulacro; un simulacro realizado por un sujeto mimético que personifica una ficción para que la vivan los angustiados estes, quienes de esa manera afianzan su incierta identidad ante la contraparte que la niega y a la vez la posibilita. Parafraseando a la bruja de Blancanieves, podríamos preguntarle a nuestro espejo: Oh, espejito, espejito, dime quién es más bonito... ¿Lo seré yo… o mi reflejito?

Pittsburgh, 25 de octubre de 1996.



Mario Roberto Morales
La Insignia. Guatemala, mayo del 2007.

02 mayo 2007

Un vivo en crisis y un muerto-muerto

Imagen de GSteve "nº 9"

Está la política y están las payasadas. No existe frontera insalvable entre lo uno y lo otro, pero hay que reconocer que la política real, la que desemboca en decisiones que tienen efectos reales, limita la payasada al uso instrumental y sólo cuando considera que funciona. Luego hay mucha tela que cortar; por ejemplo, a qué porcentaje de payasos se accede con tal o cual payasada, o incluso qué cantidad aproximada de payasos se pueden crear, en tal o cual segmento, con esta o aquella payasada. Sin embargo, estaremos de acuerdo con la afirmación de que una cosa es la política, con o sin payasadas instrumentales, y otra la payasada pura, con o sin instrumentalización de la política.
Digo esto a cuento de la crisis de la izquierda y porque hoy es 1º de Mayo. Pero antes de seguir adelante, falta echar un vistazo a la invitada que se ha colado en la frase anterior, la palabra «crisis». Una palabra bastante decente; directa, evocadora, de significado inconfundible. Una palabra que implica existencia de vida, porque no puede haber crisis en ausencia de vida. Nadie diría de un muerto, salvo tal vez un periodista, que se encuentra en estado crítico. Si está en crisis, está vivo; si está muerto y aun así hay crisis, no será la del cadáver: será otra cosa. Y ahí te quería ver.

Soy de la opinión de que necesitamos no sólo una socialdemocracia fuerte sino también el espacio que ocuparon los antiguos partidos comunistas democráticos, los grandes partidos eurocomunistas. Pero que lo necesitemos no significa, obviamente, que lo vayamos a tener. «Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo», dijo Arquímedes, que entendía de las cosas del movimiento y del viejo asunto de la correlación de fuerzas. En lo tocante a la socialdemocracia, no hay sorpresa en el melón de los partidos demócratas con los Bayrou y los Democratici della sinistra; es fruta de la que ya se tenía constancia en el laborismo inglés y el socialismo español. En lo tocante al muerto, esto es lo que es y no lo que algunos sueñan: marginalidad de la italiana Refundación Comunista, dos por ciento pelado del PCF y un resultado que para el PCE no sería mejor si los zorrocotrocos que viven del difunto confirmaran la brillante idea de separarse de Izquierda Unida por creer que se pueden presentar a elecciones y no directamente a un sepelio. «Algo habremos hecho mal», dice doña Rossanda. Algo. Qué sería de la taxidermia sin el sentido del humor.

La izquierda politica lleva tres décadas de retraso. Tres décadas en las que han pasado muchas cosas, incluido el enésimo salto de la globalización que siempre estuvo aquí, porque siempre ha estado aquí, como el aire. El resultado es una socialdemocracia que en el mejor de los casos juega a suavizar la caída y la destrucción prácticamente completa del espacio del deber ser, de los que sin negar los hechos ni condenarnos al infierno de los mitos regresivos, pretendían acelerar nuestra evolución. Y ya está, no hay más izquierda. Tenemos un vivo en crisis y un muerto-muerto.

Por suerte para todos, no hay mal que cien años dure. Que nuestros representantes no atinen o no se atrevan con las soluciones no quiere decir, en modo alguno, que no las haya o que no se conozcan. Las hay y se conocen. Pero de momento, dejemos una analogía en honor a la fiesta que celebramos: lo único que nos salva de desastres más graves es el sindicalismo. No es casualidad. Los sindicatos, allá donde hay sindicalismo libre y de clase, trabajan. Actúan. Dan respuestas más o menos atinadas a problemas concretos y a la propia generalidad de la economía. Ningún sindicato duraría dos días si ante el cierre de una fábrica o un despido improcedente reaccionara con discursos morales. Porque está la política y están las payasadas.




Jesús Gómez Gutiérrez
La Insignia. España, mayo del 2007

01 mayo 2007

1 de Mayo de 1937

Viñeta de Máximo. El País. EDICIÓN IMPRESA - 01 - 05 - 2007

"Desde un punto de vista teórico, yo no soy marxista, no lo he sido nunca, es muy posible que no lo sea jamás. Mi pensamiento no ha seguido la ruta que desciende de Hegel a Carlos Marx. Tal vez porque soy demasiado romántico, por el influjo, acaso de una educación demasiado idealista, me falta simpatía por la ideal central del marxismo, me resisto a creer que el factor económico, cuya enorme importancia no desconozco, sea el más esencial de la vida humana y el gran motor de la historia. Veo, sin embargo, con entera caridad, que el Socialismo, en cuanto supone una manera de convivencia humana, basada en el trabajo, en la igualdad de los medios concedidos a todos para realizarlo, y en la abolición de los privilegios de clase, es una etapa inexcusable en el camino de la justicia; veo claramente que es ésa la gran experiencia humana de nuestros días, a la que todos de algún modo debemos contribuir."


Antonio Machado
Rebelión