08 mayo 2010

Leonard


“Viniste a verme esta mañana
y me trataste como si fuera carne.
Hay que ser un hombre para saber
lo bueno, lo dulce, que es eso.
Mi doble del espejo, mi pariente más cercano,
te conocería hasta durmiendo
¿y quién, sino tú, podría llevarme
a mil besos de profundidad?

Te amé cuando te abriste
como un lirio al calor,
ya ves, yo sólo soy otro muñeco de nieve,
bajo el aguanieve y la lluvia,
que te amó con su amor congelado,
con su físico de segunda mano,
con todo lo que es y todo lo que fue
a mil besos de profundidad.

Sé que tenías que mentirme,
sé que tenías que engañarme,
posar con todo el ardor y la arrogancia tras
los velos de la transparente falsedad,
nuestro perfecto porno aristocrático,
tan elegante y tan barato,
soy viejo, pero aún me gusta
a mil besos de profundidad.

Soy bueno en el amor, soy bueno en el odio,
es en medio donde me quedo paralizado,
he estado entrenándome, pero es demasiado tarde,
hace años que es demasiado tarde,
pero tú estás muy bien, de verdad,
eres el orgullo de Boogie Street,
alguien debe haber muerto por ti
a mil besos de profundidad.”
El otoño se coló en tu piel,
algo se me metió en el ojo,
una luz que no necesita vivir,
ni necesita morir,
una breve anotación en el libro del amor,
oscuro y obsoleto,
hasta que lo vi con todo mi ser
a mil besos de profundidad.

Aún trabajo con el vino,
aún bailo mejilla con mejilla,
la banda toca Auld Lang Syne,
mi corazón nunca ha sabido retirarse,
toqué con Diz y canté con Danté,
nunca tuve su talento,
pero alguna vez me dejaron tocar
a mil besos de profundidad.

Te amé cuando te abriste
como un lirio al calor
ya ves, yo sólo soy otro muñeco de nieve
bajo el aguanieve y la lluvia,
que te amó con su amor congelado,
con su físico de segunda mano,
con todo lo que es y todo lo que fue,
a mil besos de profundidad,
pero ahora ya no necesitas oírme
y cada palabra que diga
sólo irá en contra mía
a mil besos de profundidad.

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