Texto: ABC.es
MADRID. El ex presidente del Gobierno Felipe González consideró ayer que el debate internacional suscitado por el programa nuclear de Irán puede ser «una buena oportunidad» para implicar a este país en estabilidad en Oriente Medio. En una entrevista concedid a «Noticias Cuatro», Felipe González calificó de «inútil» cualquier tipo de amenaza a Teherán y señaló que «ponerse plazos no tiene mucho sentido», según un resumen facilitado por la propia emisora.
«Lo que hace falta es saber qué hay margen para negociar no sólo el paquete nuclear, sino sobre todo la participación de Irán con la comunidad internacional en la estabilidad regional», dijo el ex presidente del Gobierno.
«Responsabilidad»
Ante las criticas que ha suscitado su viaje a Irán justo antes de finalizar el plazo dado por la ONU a este país para suspender su programa de enriquecimiento de uranio, el ex presidente explicó que viajó invitado por el Ministerio de Asuntos Exteriores iraní y que «por pura responsabilidad» informó al Ejecutivo español. Felipe González dijo que durante este viaje se entrevistó con el ministro de Asuntos Exteriores, el jefe negociador, Alí Lariyani, y con el presidente Mahmud Ahmadineyad. Según relató, Felipe González tiene la impresión de que Irán sólo pretende que se le aplique el Tratado de No Proliferación Nuclear.
«No quieren que la Comunidad Internacional les ponga precondiciones para eso que consideran un derecho de acuerdo con la legalidad internacional. El Tratado de No Proliferación Nuclear da a Irán, como a todos los países del mundo, el derecho al uso pacífico de la energía nuclear», dijo el ex líder socialista. A juicio de González no ha llegado aún el momento de que el Consejo de Seguridad de la ONU comience a debatir posibles sanciones a Irán. «Por la experiencia que he vivido siempre me agobia que nos demos unos plazos muy cortos que tienen un vencimiento cierto, y cuando llega el momento tengamos que recomponer la figura para ver si damos un nuevo plazo o no. No me parece una buena técnica».
Ante la pregunta sobre el temor de Israel a un hipotético ataque nuclear iraní González afirma que «no hay memoria histórica de una guerra provocada por Irán».
Recomiendo un libro, "Todos los hombres del Sha" (Stephen Kinzer)para poder entender el origen de muchas cosas que se dan en la zona,
ResponderEliminarReseña: “Todos los hombres del sha”, de Stephen Kinzer
ResponderEliminarEl primer golpe de Estado de la CIA.Pascual Serrano. Rebelión.
¿En qué momento de la historia Estados Unidos abandona su sentimiento de joven ex colonia comprometida con las naciones que luchan por sacudirse a sus metrópolis para comenzar a comportarse como un estado imperialista? Probablemente el mes de agosto de 1953 sea una fecha histórica. Ese mes se produciría en Irán el primer golpe de Estado ideado por la CIA contra un presidente nacionalista con profundos sentimientos democráticos y de justicia. La obra “Todos los hombres del sha. Un golpe de Estado norteamericano en las raíces del terror en Oriente Próximo” relata de forma trepidante esos años en la historia de Irán. Con los oportunos precedentes históricos para conocer ese país y su cultura, su autor, el veterano corresponsal del New York Times Stephen Kinzer, desvela el papel de la cultura chiíta y el islám en el pueblo iraní, los diferentes gobiernos que tuvo el país, los intentos de crear un poder legislativo y el choque brutal por el control de sus reservas petroleras con el imperio británico. Es en ese combate por la dignidad y soberanía de Irán donde surge la figura de Mossadegh, el líder nacionalista que llevará a Irán bajo su gobierno hacia la nacionalización de su petróleo y logrará despertar la admiración del pueblo.
Una trama de espionaje e intrigas nos irá descubriendo cómo Estados Unidos, poco a poco, va tomando el relevo del imperio británico en la toma del control de gobiernos y recursos naturales de países empobrecidos.
Pero quizás lo más asombroso es descubrir cómo esas intrigas para desestabilizar y derrocar un gobierno en los años cincuenta, son idénticas a las de hoy. Regar con dólares a líderes tribales y agitadores profesionales para poner en marcha movilizaciones, manifestaciones y disturbios, comprar a directores de periódicos para sembrar mentiras con las que calumniar a un gobierno, sobornar a políticos para votar según sus intereses, corromper a militares para buscar la adhesión de sectores del ejército y de la policía a la causa de subversión.
Métodos que se inauguran en Irán, mediante la que se llamó Operan Ayáx, se repiten tan solo un año después en Guatemala, seguirán con Chile, Congo, Vietnam... y ya no pararán hasta hoy, donde se siguen utilizando, por ejemplo, contra Venezuela y Cuba. Siempre el mismo patrón: intoxicación en medios de comunicación, creación de una estructura de agentes al servicio de la administración norteamericana y sus planes, sobornos a grupos políticos locales, desestabilización mediante lumpen local e intervención con fuerzas del orden del país previamente corrompidas. Todo muy aderezado con dólares, todos los que hagan falta.
Gracias a Estados Unidos, Oriente Medio en general e Irán en particular, truncó su avance hacia la democracia y el desarrollo para sumirse en varias décadas de ominosa y sangrienta dictadura del sha Muhammad Reza, un criminal y cobarde déspota aclamado por occidente durante su reinado. Una dictadura que sería finalmente derrocada por una revolución islámica en 1979. Fue entonces cuando los norteamericanos pudieron observar el odio hacia ellos del pueblo iraní y empezar a enterarse del golpe que la CIA gestó y ejecutó más de 35 años atrás. Sería Bill Clinton, cuarenta y siete años después, cuando reconoció oficialmente la implicación de su país: “En 1953, Estados Unidos desempeñó un papel significativo en la orquestación del derrocamiento del popular primer ministro de Irán, Muhammad Mossadegh”, afirmó. “La administración Eisenhower creyó que sus acciones estaban justificadas por motivos estratégicos. Sin embargo, el golpe fue, de modo claro, un retroceso para el desarrollo político de Irán. Y ahora resulta fácil entender por qué muchos iraníes siguen ofendidos por esa intervención de Estados Unidos en sus asuntos internos”. Pero como bien dice el autor, “la operación Ayax enseñó a los tiranos y aspirantes a tiranos de la región que los gobiernos más poderosos del mundo estarían dispuestos a tolerar la opresión sin límites mientras los regímenes opresores fueran amigos de Occidente y de las compañías petroleras occidentales”.
El sha Reza murió en el exilio, pero también en la impunidad, en 1980, su esposa y fiel acompañante durante las décadas de sus sangriento gobierno, la emperatriz Soraya continúa ocupando las páginas de la revista Hola en España, aclamada por su elegancia y riqueza.
Todos los hombres del sha. Un golpe de Estado norteamericano y las raíces del terror en Oriente Próximo”, de Stephen Kinzer. Madrid. 2005. Debate
La reseña se puede ver en www.rebelion.org
Comentarios sobre el libro de Stephen kinzer:
ResponderEliminar«La brillante reconstrucción que hace Kinzer del golpe en Irán resulta aún más fascinante por el hecho de ser verdad.»
GORE VIDAL
«Un caso de estudio perfectamente investigado sobre la absurda locura de la “construcción nacional”. Los lectores británicos y estadounidenses deberían enrojecer de vergüenza.»
JOHN LE CARRÉ
Otra reseña en www.agapea.com:
ResponderEliminarIrán, agosto de 1953. El control del petróleo está en juego. El primer ministro democráticamente elegido, Mossadegh, ha nacionalizado la Anglo-Iranian Oil Company con el consiguiente revuelo de las potencias occidentales. Gran Bretaña convence a Eisenhower, presidente de Estados Unidos, de que Irán camina hacia el comunismo. La CIA toma el mando de las operaciones y provoca un golpe de Estado que restaurará la monarquía en la figura del sha Muhammad Reza. Este impondrá una tiranía que se prolongará –sirviendo a los intereses de Estado Unidos– hasta 1979, año de la revolución islámica encabezada por el ayatolá Jomeini, un movimiento radical que inspirará buena parte de los fundamentalismos y del antiamericanismo que atraviesan el mundo islámico.
Esta es la trama que Kinzer –veterano corresponsal del New York Times– reconstruye como si de un thriller político se tratase. Con un ritmo imparable desfilan por estas páginas espías, saboteadores, agentes secretos y militares mientras se describen sobornos, falsos levantamientos populares y maletas llenas de billetes. Entre los personajes encontramos a un joven sha aterrorizado, un agente de la CIA, Kermit Roosevelt, nieto del presidente Roosevelt, y al mismo general Norman Schwarzkopf, padre del comandante en jefe de la guerra del Golfo.
No es muy descabellado –sostiene Kinzer– trazar una línea que una el golpe de estado de la CIA, pasando por el régimen represivo del sha y la revolución islámica, con los atentados suicidas que derribaron las Torres Gemelas de Nueva York.