"Metieron a cinco monos en una jaula, con una escalera en el centro y, sobre ella, un montón de plátanos. Cuando un mono intentaba subir a la escalera para coger la fruta, se lanzaba un chorro de agua fría sobre los que permanecían en el suelo. Pasado algún tiempo no hicieron falta más chorros de agua fría, los propios monos arremetían a golpes contra el que intentaba alcanzar las bananas.
Se sustituyó a uno de los monos. Lo primero que hizo fue lanzarse a la escalera, inmediatamente fue apaleado por los otros monos. Un segundo mono fue sustituido, ocurrió lo mismo y el primer sustituto participó con entusiasmo en las palizas al novato. Un tercero fue cambiado, y el hecho se repitió. Finalmente, el último de los veteranos fue sustituido, quedando un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca habían recibido un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentaba llegar a las bananas.
Si hubiera sido posible preguntar a alguno de ellos por qué pegaban al que intentaba llegar a las bananas, con certeza la respuesta sería:
No sé, aquí las cosas siempre se han hecho así".
Llegamos aquí sin mucho equipaje, con muchos recuerdos y alguna que otra pérdida. Solo se trata de empezar otra vez.
20 junio 2006
Cultura
En la obra "Los días que todo va bien", en el 2004,
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