No busquemos intrigas, que no es lugar para acertijos, hubo una muerte, sí, pero de infarto. El culpable, según indica el informe médico, fue él mismo, claro, con esa vida que llevaba, no se qué esperaba usted. Además, usted seguro que está al corriente de que se le realizó una tasación sólo unos meses antes de morir. Tenía una valoración marginal, el estado no podía gastar más en este hombre.
Claro que estas auditorías como las llamamos nosotros, tuvieron sus detractores al principio, y de hecho los seguimos teniendo, una valoración de una persona, pero esto qué es, a donde vamos a llegar, pero vamos a ver, me quiere usted decir que las personas tienen un valor, eso quiere decir, que unos valen más que otros, que unos valen mucho, otros poco, algunos más aún, otros muy poco, sí, eso le digo, eso mismo. Esto se lleva años haciendo, le diría que desde siempre, no se engañe, a usted le escandaliza el hecho de poner las cartas sobre la mesa, sólo eso. Nosotros somos claros, pensamos que ha llegado la hora de llamar a las cosas por su nombre, consideramos a las personas como un bien, y como tal necesitamos valorarlo.
Tenemos que comprobar nuestras inversiones, usted por ejemplo, ha recibido mucho, educación, salud, alimento, cariño, ese tiempo invertido en cada uno, eso, el estado debe recuperarlo, sino, no hay estado, verdad, nosotros, el estado, hemos contribuido a lo que cada uno es, a lo que usted mismo es, tenemos que ver lo que nos ha dado, lo que nos puede dar, ¿lo entiende? contrastarlo con lo que invertimos, ese es el balance que hacemos, un balance financiero más. Lo siento pero la intervención quirúrgica que usted precisa vale más que usted mismo. No me haga esto más duro, no ponga esa cara…, me entiende, ¿verdad?