En el sillón marrón, de ausencias lleno,
mil noches soñadoras he pasado.
Entre luces y humo: una ventana
y por ella, canciones de despedida.
Sueño eterno y pasajero de soledades
dejé que el tiempo y tu tristeza
me inundaran el alma
de suave melancolía, dulcemente.
En el sillón marrón sentada, te veo
como veo el mundo: ojos negros, oscuros,
misterio en tu voz de amante,
caminar alegre
soñador de eternas quimeras y amigo.
Cuéntame un cuento largo, de atardeceres
rojos, de blanca arena, de sol radiante
acaríciame el pelo y cántame
una canción alegre, una canción serena
que hable de ti.
Sueño melancólico. No llegas
a desprenderte de tu tristeza.
Si yo supiera…
Déjame acompañarte, ser tu amiga
y con tus fuertes brazos y
mi alegre sonrisa, caminar juntos.
Por los campos de esta soleada Castilla
te encontré y entre sus recuerdos
conservarte quiero.
Amigo y amante, tú arriba yo abajo
Separados por mundos distintos,
por caracteres iguales y así:
yo aquí, tu allí, vivimos.
Llegamos aquí sin mucho equipaje, con muchos recuerdos y alguna que otra pérdida. Solo se trata de empezar otra vez.
10 abril 2010
En el sillón...
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