Dejé pasar el tiempo. El invierno quedó atrás y hoy camino, después de todo, hacia el jardín, entre los pequeños dragos. Tanto tiempo no es nada, apenas un rato y sin querer me encuentro sentada debajo del árbol mayor, mirándote, queriendo recordar aquellos años, imaginando cómo será ir de tu mano otra vez.
Estás hermoso. Has crecido mucho y tus raíces parecen fuertes. Siempre fuiste fuerte a pesar de ti.
¿Recuerdas tu primera vez en el jardín? Fue hace mucho... Quince años hace que llegaste y apenas representan un segundo cuando te siento cerca.
Te miro y veo la primavera en ti. La fuerza de la vida y su lucha. En mí entró hace apenas unos días y aún me acomodo a su calor y a su luz. Veo que a ti te ha sentado bien. Estás radiante.
Me cuesta mirarte sin sonreír. Son tantos recuerdos! Hace tanto tiempo...! Y sin embargo aquí estoy sintiendo lo mismo que aquel día, que aquellos años, de la misma forma y con la misma intensidad. Aún no has florecido y ya siento tu olor dentro de mí. Siempre fuiste hermoso y ahora, con el paso del tiempo, más. Las cicatrices de la vida en el jardín no hicieron mella en tus ramas. El tiempo te amó, y yo, ahora lo sé, también.